Narrativas/Moisés Uribe
No cabe duda que los ciudadanos de a pie, estamos totalmente indefensos en Baja California.
Vivimos a merced de la voluntad de la delincuencia.
Los homicidios, asaltos, robos y amenazas que transcurren en todo momento, son la prueba más latente de ello y solo a quien desafortunadamente le toca vivirlo conoce esa parte de la fragilidad social.
La mejor muestra es lo que ha ocurrido los últimos días en varias acciones donde interviene la autoridad, y son solo unos ejemplos.
El mes pasado, elementos de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación, la GESI, sufrieron un ataque en la Colonia Carranza en el Valle de Mexicali, en su auxilio acudieron alrededor de 50 patrullas de todas las corporaciones policiacas además de la Sedena.
En Tijuana se han presentado agresiones a policías municipales y el apoyo ha sido en el mismo sentido masivo.
También hace unos días detuvieron en Mexicali al de apodo “El Omega”, y para trasladarlo al juzgado federal tuvo que ser escoltado en plena ciudad por al menos 26 patrullas de todas las corporaciones, incluido un vehículo blindado de la Fiscalía General del Estado conocido como “Tiburón”.
En un traslado de reos de Mexicali al Hongo hace unos días, participaron alrededor de cien patrullas, es decir, la cantidad de elementos policiacos de todas las corporaciones duplicaba a la de los reos reubicados.
Hasta para el traslado del cadáver de un delincuente apodado “El Moreno” que fue abatido en Tecate, se integró un impresionante operativo de seguridad para llevarlo a Tijuana, donde de igual forma participaron policías de todas las corporaciones, incluida la Guardia Nacional y la Sedena.
Los motivos de tan espectaculares y acuciosos operativos son los mismos en todos los casos: el temor a que los “trasladados” puedan ser rescatados en la vía pública o en un caso extremadamente atrevido, de algún edificio público.
He escuchado diversos comentarios con relación a dichos operativos, hay una coincidencia y se preguntan, en qué terreno vivimos que los ciudadanos no sabemos.
¿Realmente los grupos delictivos tienen tal capacidad en esta región, para llevar a cabo alguna acción de esa magnitud? ¿Qué información de inteligencia tiene los gobiernos para tomar tan fuertes precauciones? O simplemente se pretende imponer una percepción de fuerza policial ante los pocos resultados o los actos de inseguridad imparables.
No importa el motivo, lo cierto es que si las autoridades toman esas medidas de salir armados hasta los dientes, apoyados de las más sofisticadas estrategias para actuar en la calle, aún así, el temor a una reacción enemiga está presente.
Imagine a los ciudadanos comunes, que igual tienen que salir a la calle pero sin armas y sin estrategias; van indefensos y los más de 90 mil delitos registrados en el 2021 en Baja California, es la mejor forma de ilustrar la vulnerabilidad del entorno.