Narrativas
Moisés Uribe
Todo parece indicar que la pasada visita de López Obrador a Baja California, va resultar infructuosa en su esencia.
Lo más sonado de la agenda presidencial fue el forzado abrazo que pidió se dieran la gobernadora Marina del Pilar Ávila y la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, después se despidió y se fue.
Un abrazo que nadie creyó y que tal vez hizo aún más evidente, no el distanciamiento sino la rivalidad y la lucha por el poder que existe desde hace tiempo entre ambas funcionarias, una pugna que crece cada vez y cada día más.
¿A qué se atiene Monserrat Caballero? Ella no solamente forma parte del equipo bonillista, sino que lo presume y tampoco desaprovecha el menor pretexto para pregonarlo por medio de sus redes sociales, aunque ello le lleve a caer en ridículos como cuando felicitó a Bonilla por su falso ingreso al gobierno federal.
La gobernadora, a su vez, sabe bien la distancia existente y no ignora el rumbo que lleva ese doble carril por donde transitan marinistas y bonillistas.
Una foto publicada en las redes sociales de ambas, retrata esa cruda realidad de manera excepcional.
Con la excusa de los brindis navideños, la gobernadora se reunió con todo el bloque de diputados que le han votado a favor todas sus propuestas, ahí se observan morenistas, panistas, pesistas, el diputado del Verde y el del PRI.
En la otra foto publicada por Monserrat Caballero, aparecen diputados de Morena y del Partido del Trabajo, donde está presente por supuesto, el exgobernador Jaime Bonilla y los diputados federales Hector Mares e Isaias Bertín.
Una muestra inequívoca de medición de fuerzas y de lucha de poder. Pero también de fuerte distanciamiento, división y encono. Es la lucha de Bonilla contra Marina con cara de Caballero. La estrategia del abrazo resultó inútil.
Caballero es en este momento el principal alfil de Bonilla, por eso la echa por delante, para generar una pelea del mismo género, no quiere arriesgarse a ser señalado de misógino, y pone de carnada a la alcaldesa tijuanense.
Dos bandos, dos facciones que a causa de sus intereses van en detrimento los de los bajacalifornianos. Los morenistas en los gobiernos son sus principales enemigos, ellos solos tratan de derrotarse, de aniquilarse.
Una reyerta que apenas empieza, muy marcada, con una prueba contundente: una foto por bando; un mensaje que no requiere más explicación.
