Narrativas/Moisés Uribe
Hasta los primeros meses del año 2020, cuando la pandemia del COVID aún no empezaba a cobrar víctimas, nadie creía que las cosas pudieran estar peor en cuestión de familias enlutadas en Baja California.
Los gobiernos federal, estatal y municipales junto con la sociedad no encontraban (y siguen sin encontrar) la salida a la violencia extrema en la que se encuentra sumergida la entidad, cuando se suma la presencia del COVID-19.
Hoy, cuando faltan dos meses para cumplir dos años del primer deceso a causa del COVID, Baja California se encuentra entre la espada y la pared, por un lado el mortal virus que sigue fracturando familias y por otro lado, la violencia que cada día genera se pierdan unas ocho vidas en promedio en la entidad.
Esto significa que en los últimos dos años, es decir, en 2020 y 2021, estas dos situaciones han cobrado la vida de 16 mil 847 personas en la entidad, de acuerdo a estadísticas oficiales.
En lo referente a los crímenes, en esos dos años se cometieron 5 mil 940 homicidios violentos en toda la entidad, así lo consignan los números de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación -GESI-
En tanto, las estadísticas de la Secretaría de Salud cuantifican 10 mil 907 decesos a causa del COVID, de marzo del 2020 a diciembre del 2021.
Y por si esto fuera poco, al comenzar el año 2022 la violencia arranca desenfrenada, al igual que el virus COVID y sus variantes, segando vidas en todos los municipios de la entidad.
Será otro año difícil para los bajacalifornianos, quienes ponen gran parte de sus expectativas en sus gobiernos, aunque éstos queden a deber más de lo que jamás podrán pagarle a la sociedad.
Dos años extremadamente complicados, por un lado la gente se cuida del COVID y por otro lado de la inseguridad convertida en violencia, y no es para menos pues solo en esos dos rubros más de 23 personas perdieron la vida en promedio cada día durante dos años en Baja California.
Con estos antecedentes, dos son los funcionarios con las más altas responsabilidades ante la ciudadanía para tratar de contener los dos catastróficos temas y buscar darles una solución.
Ellos son los secretarios de salud, Doctor Adrián Medina Amarillas y de seguridad ciudadana, General Gilberto Landeros Briceño, ambos, junto con la gobernadora Marina del Pilar Ávila, tienen mucho por hacer, estrategias por aplicar, decisiones por tomar y rendirle cuentas a todos los bajacalifornianos, aunque lo primordial es que dejen de perderse tantas vidas.
Esperemos que no sigan las estrategias de “hay que abrazarse, no pasa nada” y “abrazos no balazos”, respaldadas por el presidente López Obrador, que poco o nada han funcionado, y que las 16 mil 847 vidas que se ha perdido solamente en Baja California, sirvan como desafortunados ejemplos y sean los más fieles testimonios, de lo que verdaderamente le urge atender a esta entidad.