Narrativas/Moisés Uribe
Tres65news
¿Se imagina leer un libro de 1,580 páginas y en cada hoja el relato de una muerte distinta, escrito en solo diez meses y con hechos reales?
Pues en Tijuana, Baja California eso puede hacerse real y el tema central lo proporciona la cotidianidad de la ciudad, las ilícitas actividades, la indolencia de las autoridades, la accesibilidad a cualquier tipo de arma, en muchas ocasiones la pobreza y un largo etcétera de situaciones que influyen para llegar a estas terribles cifras.
Según el blog Cesce las más elevadas tasas de peligrosidad urbana del planeta se concentran en Latinoamérica y en Sudáfrica.
Asimismo, Citizens’ Council for Public Security and Criminal Justice, un think tank con sede en México y con amplio reconocimiento en Estados Unidos, coloca a Tijuana como una de las ciudades más peligrosas del mundo.
En esta ciudad, cada tres o cuatro horas ocurre por lo menos un hecho violento de este tipo, ya sea con una o con múltiples víctimas, y esa es la constante en esta urbe gobernada por la alcaldesa Montserrat Caballero.
Se han vuelto tan frecuentes los asesinatos como las justificaciones de las autoridades para exculparse de toda responsabilidad, pero lo que no se detienen son las pérdidas de vidas y con ello las familias enlutadas por esta imparable criminalidad, que lejos de disminuir, se estaciona en este lugar común llamado Tijuana, que puede considerarse tierra de nadie.
Son 1,580 homicidios en los 290 días que han transcurrido en el año, son 1,580 muertes violentas solamente en esta ciudad, son 1,580 vidas prematuramente segadas, son 1,580 familias que han perdido a un familiar, son 1,580 ataúdes, son 1,580 escenas criminales, son 1,580 lugares marcados por la muerte, son 1,580 reportes a los titulares de seguridad que quizás ya ni se asombran ante tal desgracia humana.
Comúnmente las autoridades pregonan que las causas de tanta muerte se generan en su gran mayoría por fenómenos como la lucha por el control del comercio ilegal de drogas, y ese es el mantra que los cobija y los exime, así lo creen, para justificar su incompetencia y estrecho talento.
El 17 de octubre se registraron cinco homicidios dolosos, un cifra que se repite una y otra vez, pareciera que no quieren perder el catastrófico promedio diario. Ni soldados, ni marinos, ni guardias nacionales, ni policías estatales y municipales, ni todas las estrategias que se presumen pudieron evitarlas.
Las víctimas:
Uno: Nysem Joel de 39 años, quedó sin vida en la Colonia Reforma de la Delegación Sánchez Taboada, lo asaltaron y le dispararon.
Dos: Un hombre sin identificar de unos 30 años de origen haitiano fue herido de bala en la colonia Libertad de la delegación Mesa de Otay, minutos después perdió la vida en el lugar.
Tres: A Consuelo, una mujer de 85 años la asesinaron en la Colonia Mineral de Santa Fe, Delegación la Mesa de Otay, hasta su casa llegaron los asesinos y le dieron muerte a disparos en el pecho, dejándola sin vida sobre su cama.
Cuatro: En la Colonia Loma Bonita de la Delegación San Antonio de los Buenos, encontraron un cadáver en un barranco envuelto en una cobija y ya en estado esquelético.
Cinco: La quinta víctima de ese día 17, fue Dolores Guadalupe de 45 a 50 años de edad, a quien le cortaron el cuello y también quedó sobre su cama, esto en la colonia Buenos Aires Norte de la delegación Cerró Colorado…
Faltan mil quinientas setenta y cinco descripciones de víctimas para nombrar a cada persona, que contra su voluntad ha perdido la vida en alguna zona de Tijuana, donde sus autoridades pareciera que le apuestan a la suerte para que disminuya esta atroz calamidad y en el peor de la casos, han contribuido al incremento de la cifra.
Relatar y describir las 1,580 muertes en un libro, se traduce de inmediato en una obra de terror que sepultaría cualquier historia de drama o ciencia ficción, una realidad que le quita el hambre y el sueño a cualquier ser humano, mas no así a quienes son responsables de salvaguardar la vida de la gente.
Le restan poco menos de dos meses y medio a este 2022, de mantenerse la tendencia homicida, este año se superarán con una lamentable facilidad los 2 mil asesinatos, mientras que las estrategias disuasivas y preventivas seguirán tan ausentes como las autoridades, que cada día ratifican a la ciudad de Tijuana como una de la más peligrosas del escenario mundial.
!Que miedo!
Más miedo dá la realidad cruda que supera la ficción de quienes viven en el metaverso cuatrotero que pregona todos los días…“Vamos requetebién”