Narrativas/Moisés Uribe
Tres65news/4 de junio de 2024
La elección del 2 de junio fue un golpe de realidad para millones de mexicanos que no alcanzan a entender qué fue lo qué pasó.
Pero lo que ocurrió fue simplemente el refrendo de 33 millones de mexicanos (PREP) a la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Es casi imposible hablar de un fraude, porque fue una elección prácticamente sin incidentes a nivel nacional, donde millones de personas acudieron a sufragar de forma voluntaria.
La gente ratificó la política y la forma de gobierno de López Obrador, atendió la instrucción para que eligieran a Claudia Sheimbaum, para que votaran por ella y así fue.
Fue el resultado de una idiosincrasia que en una gran mayoría se siente identificada con la figura presidencial y su narrativa.
López Obrador durante 18 años de campaña y en los casi seis años de gobierno, le ha hecho sentir a la gente que es uno más de los mexicanos víctima de la clase poderosa, esa a la que denigra, critica y ofende un día si y otro también, pero de la que también está rodeado.
Esta elección es también el resultado de los más de 25 millones de personas que reciben una beca, pero sobre todo es consecuencia de una figura presidencial que mantiene un perfil que le agrada a una importante mayoría de mexicanos, que les hace sentir que sufre igual que ellos y aunque es el presidente, sigue siendo víctima de los poderosos, y la gente le cree.
Este resultado es también consecuencia de los años de olvido hacia esos millones que mexicanos que hoy se sienten atendidos con una beca, que le agradecen al presidente que les regale dinero, dinero que, justifican, antes lo aprovechaban solo unos cuantos.
López Obrador ha entendido al México agraviado y el 2 de junio se lo confirmaron, ni la escasez en medicinas, ni la inseguridad, ni la creciente violencia, ni las grandes obras inconclusas, ni el derroche en éstas, ni los miles de desaparecidos, nada pudo contra una constante y poderosa narrativa presidencial.
La oposición fue aniquilada, arrollada por un poderoso equipo gubernamental, donde miles de integrantes de los llamados ciervos de la nación hicieron su trabajo durante seis años.
Llegaron hasta los más lugares más recónditos del país, pasando por las colonias más populares y olvidadas de cada entidad, ofreciendo becas y programas sociales pero sobre todo dejando el nombre de Andrés Manuel López Obrador en cada hogar.
El Presidente es popular y querido, las encuestas así nos lo han dicho, pero sobre todo lo dice la gente en todos lados, lo dicen hombres y mujeres, jóvenes y adultos mayores, personas de todas las clases sociales, sin importar el descuido que se tiene del país.
Por lo pronto, más de 20 millones de personas que votaron por un cambio están en shock, no alcanzan a asimilar el tamaño de la derrota, sobre todo lo devastador que fue.
Los congresos están a punto de tener mayoría calificada, vienen las reformas que no pudo concretar López Obrador.
Hoy los organismos autónomos están en riesgo, ya fue anunciado, no va a haber de qué quejarse. Viene la reforma judicial y todo cambio lo que puedan considerar un estorbo al proyecto de nación que en unos meses echará a añadir la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.